viernes, 10 de octubre de 2008

Tratados de vida

La vida se basa en tratados. Durante todo el tiempo que pasamos morosamente ocupando el planeta tierra, viviendo pues, llevamos a cabo  miles de actividades,  la mayoría de común acuerdo con otras personas. Es decir, hacemos tratos. Tratos de negocios, para comprar, para vender, para comer, para trabajar, para viajar… bien pareciera que la vida se trata de una transacción eterna entre las personas y su entorno, porque pasamos todo nuestro tiempo negociando los términos en los cuales viviremos nuestra vida, haciendo tratos para no salir heridos, o para salir ganando, o para ayudar, o para que nos ayuden a nosotros.

La vida es entonces, una transacción constante entre nosotros y todo lo que nos rodea, y tal cual como un tratado manejamos nuestras vida, por lo que es algo de lo más común que, como en todo trato  mercantilista, se nos olvide leer las letras pequeñas, que es donde de verdad podemos obtener los detalles reales de las transacciones que llevamos a cabo, pero en la emoción del momento se nos pasa, y olvídate de que te van pedir que leas las letras pequeñas!  Y entonces pasa algo más o menos así:

- Epa ya va! Esto yo no lo sabía!
- Mmm, si, pero eso estaba  en el trato, o es que no te acuerdas?
- la verdad es que no… no recuerdo haber leído eso en nuestro acuerdo…
- bueno pero ya ves, así son las cosas, y si no las querías así, tenias que decirlo antes de firmar
- pero es que antes de firmar yo no vi el riesgo de que eso podía pasar, digo, no lo leí en ninguna parte…
- claro, es que no leíste las letras pequeñas… Pero bueno, no podemos hacernos responsables por eso. Contrato es contrato, hayas leído o no las letras pequeñas…

Les parece conocida la situación? Claro, porque uno se siente como un imbécil… sabes? Porque tienes la buena fe de dejar todas tus inseguridades y tus temores y tus estadísticas a un lado y confiar en esa oportunidad, pensando que solo te va a traer beneficios  y felicidad, y resulta que la cosa no sale como tú la planeaste. Y de paso, cuando vas a reclamar, te salen con una patada y casi que te dicen que todo el peo es culpa tuya… que arrecho…

Pero así son las cosas y así como hay quienes crean tratados beneficiosos para todos, hay también quienes crean tratados beneficiosos para una sola parte. Por eso es que en muchas ocasiones no tenemos confianza, y nos cuesta entregarnos o hacer algunas cosas, porque no tenemos la certeza de que nos vaya a deparar eso, porque la verdad es que la vida y las decisiones son una lotería en la cual no sabemos lo que nos va a tocar, de hecho, nos metemos en eso pensando que saldrá algo maravilloso y terminamos con las tablas en la cabeza. Creo que eso es lo que más pega, el sentimiento de que por hacer una gracia te salió una morisqueta. Piensas que el trato que creaste será beneficioso para todos, y cuando llega el momento y ves que tu no solo no obtienes beneficio alguno, sino que de hecho te ocasionan molestias, sientes que fuiste un imbécil al pensar que los tratos pueden de hecho ser beneficiosos para todas las partes.

Vivimos en socialismo, donde se supone que nuestros deseos y necesidades individuales no deben anteponerse a las del colectivo, pero también se supone que sea una relación simbiótica entre todas las partes, donde todos damos y recibimos, sino en igual medida, sí en igual bienestar. Al menos se supone que así debería ser no?

Por eso es que últimamente he estado pensando en si será buena idea después de todo hacer esos tratos. Digo, a lo mejor si las cosas son de una manera es porque así deben ser no? Sé que eso no se parece a mí, dejar las cosas como están solo porque así son, sin ninguna otra razón. Sé que soy de las que crea tratados para llevar una vida más feliz, donde todas las personas la pasemos bien… pero es que en mi caminar observo, y veo como esos tratados que comienzan bien, como una hermosa democracia, se van convirtiendo poco a poco en una amarga dictadura donde tú haces lo que yo te digo porque si no me dijiste antes como te atreves a decirme ahora… como si uno planeara cuándo no le van a gustar las cosas, con el firme propósito de joderle la vida a los demás…

Quizás el error está en que las letras sean pequeñas. Quizás si desde el primer momento tenemos la honestidad de hacer nuestros tratados de vida dejando bien en claro todos los términos de la transacción. Quizás si se conversan todos los pros y los contras, si hasta nos tomamos un tiempo para pensar, que se yo, quizá así evitemos hacer tratos en los cuales al final solo salimos con un disgusto y el deseo de no negociar jamás con ciertas personas…

Así que tratados, bien, pero dependiendo. De la gente, del asunto, del balance, de todo. El que no arriesga no gana, pero tampoco vamos a arriesgar siempre cuando el enanito dentro de nuestra alma nos lanza un chasquido de “cuidado”. Por lo que imagino, aquí, filosofando sola, como cosa rara, que la base de un buen tratado esta y siempre estará en la ética de las partes. No pongas a hacer un tratado a un gato y un ratón, porque alguien saldrá lastimado… más o menos así deberíamos llevar las cosas… créanme, lo digo por experiencia.

Pero en fin, la vida es un tratado, y de trato en trato vamos, pero deberíamos tomar en cuenta que en los tratos se deben beneficiar todos. Vivimos en socialismo, o al menos eso decimos… y eso es exactamente lo que el socialismo es.


miércoles, 1 de octubre de 2008

Drogadicta yo? (I)


Qué pensaría usted, que está leyendo, si le digo que muchos de los artículos que escribo a diario los hago bajo la influencia de sustancias estupefacientes? Que la reacción química que provocan en mi cuerpo incentiva mi imaginación para crear escritos de los más diversos temas cada vez?

Le recomiendo que antes de responderse a si mismo esta interrogante tenga la bondad de leer el resto del material que escribo.

La verdad? Soy una mujer negra de 25 años de edad. Tres cosas en mi contra: mujer, negra, joven. Escritora desde los 17 años más o menos, al tiempo que me empezaban a estudiar por una enfermedad que posteriormente se descubriría se llama Feocromocitoma, tumor ubicado en la glándula suprarrenal que ocasiona exceso de catecolaminas en la sangre, lo cual produce exceso de adrenalina e hipertensión arterial.

Una pequeña introducción para que me conozcan. Otra verdad? Consumidora confesa de cannabis sativa, hace aproximadamente tres años, o quizás un poco más. Autodidacta del inglés, diseño, costura, confección, computación y todo lo que se me pare enfrente. Secretaria de oficio, creativa de vocación. Con 3er semestre aprobado de publicidad y mercadeo en un colegio universitario público de Caracas. Califique por prueba interna. Índice académico muy bajo, por debajo de 60. Conocimientos de administración, finanzas, legal, mercadeo, publicidad, tecnología…

Pero quizás, para muchos de ustedes o, juzgando por el target que me imagino me lee, algunos pocos de ustedes están estancados en una palabra: marihuanera, drogadicta.

No me gusta llamar a las drogas “droga”, porque me parece que suena atemorizante y sombrío, sin embargo sé que eso simplemente se debe al hecho cultural de que por siglos se le ha llamado “droga” a aquellas sustancias que al ser ingeridas crean en su usuario diferentes sensaciones que por lo general implican un cambio de humor y de visión del momento.

Lo de “estupefacientes”, no sé si estaré en lo correcto pero me suena a estúpido, y si bien en algunas personas definitivamente tienen ese efecto –aunque me temo que en muchas ocasiones eso se debe más a la verdadera personalidad de la persona que a un cambio debido a una sustancia-, diré que en las que yo conozco, al menos, no es así –indico nuevamente, salvo algunas excepciones-

Así que prefiero llamarles sustancias. Pero en fin, para muchos, una drogadicta más. Para mí, una persona normal que disfruta sus momentos fumando un porro que me relaja y a la vez me activa.

Me resulta bastante interesante el comportamiento de muchas personas al respecto de estos aspectos, de cómo toman el consumo de sustancias estupefacientes y que piensan de él. Me resulta interesante porque yo, ahora usuaria, alguna vez estuve en contra del uso de cualquier sustancia que cambiara el estado mental de sus usuarios.

Y ahora me doy cuenta lo hipócrita que fui. Lo cerrada de mente y lo necia al pensar que porque yo pensaba de una manera esa era la verdad absoluta para todas las cosas. Porque así me enseño papa y mama.

Cuál es la diferencia, entre usted, un señor de 40, padre de 3, con un trabajo en una multinacional en un cargo de mediana responsabilidad y un salario decente, y yo? O cual es la diferencia entre usted, señora de 56, ama de casa con algunos achaques de la menopausia, y yo? Serán las épocas? No creo, la mayoría de las sustancias han estado ahí desde tiempos ancestrales. Claro que para muchos, mi mama incluida, yo solo hablo de esta manera porque como consumo tengo que defenderme por lo que hago.

No creo necesitar defensa, ni yo, ni muchas de las personas que conozco que consumen diferentes sustancias así como usted toma curda o bebe café. Me imagino que la diferencia radica en la legalidad de las sustancias.

El cigarrillo está clínicamente comprobado que incrementa las posibilidades de padecer cáncer de pulmón, garganta, e incluso otros órganos, tanto para fumadores como para no fumadores. Sin embargo es legal. Las bebidas alcohólicas, buenas causantes de cirrosis hepática y otros daños al hígado, también son legales. El café y el te contienen cafeína, que crean sensación de bienestar y mantienen en estado de alerta a la persona que lo consume. Legal, también. Alimentos vendidos en locales como McDonald’s y otros de comida rápidas utilizan las llamadas grasas trans, bien sabidas que dañan enormemente al organismo al ser incluso más perjudiciales que las grasas saturadas y que el colesterol malos. No he visto a nadie enjuiciar a McDonald’s por eso… Azúcar de dieta como Equal incluye aspartame, cuya ingesta en exceso crea problemas serios de salud que pueden incluir cáncer, dolores de cabeza y pérdida de memoria (se supone que tanto grasas trans como aspartame ya no se usan por la salud de los usuarios, pero, de verdad creen que es cierto eso?)… me pone dos sobrecitos de equal por favor?

Cuando dije que fui hipócrita lo dije por eso. Como bien dice una canción que conozco, “tú has chocado por borracho, no has chocado por fumar, terminaste confundido con ganas de vomitar”. Cada sustancia que se consuma tiene sus pro y tiene sus contra. Si tomas demasiada leche corres el riesgo de que te salga cálculo en el riñón por exceso de calcio, al igual que si tomas demasiado puedes cometer un accidente. Rechazamos sustancias no por la sensación que nos producen, sino por el miedo de que son ilegales. Si le digo que todos mis escritos los hago estando alcoholizada no le parecerá tan mal que si le digo que los hago fumada. Pero si es lo mismo! De hecho, son mayores las implicaciones negativas de la ingesta de alcohol que de la ingesta de marihuana, por ejemplo.

Así que si, se trata de hipocresía, de pensar que porque no es legal es malo para ti. Muchas cosas legales son malas para ti y las consumes, como ya bien mencione algunas arriba. Cuando no consumía les decía también drogadictos, pero cada viernes me emborrachaba hasta no poder con mi alma en una discoteca con mis amigas, sin tener idea de quién me tocaba y quién no. Así, hasta las metras, me daban asco esos drogadictos que andaban por ahí. Hasta le di un ultimátum a mi novio, que se dejara de eso o terminábamos. Tonta de mí. Tonto y maravilloso de él que me dio gusto.

Poco a poco y conociendo a gente me di cuenta no solo de que no los convertía en zombis incapaces de desarrollarse y que iban por la vida en una espiral autodestructiva que terminaría inevitablemente en muerte a manos de una jeringa llena de hache, sino de que estas eran personas maravillosas, artísticas y llenas de vida y de buena vibra. Ni hablar cuando me di cuenta de que una patada de un porro alejaba las nauseas de mí y me permitía comer de una manera relativamente normal.

Así que por un amigo comencé a fumar, y las primeras veces que fume, fue de tripeo, para sentir la nota, y volar un rato. Hoy, más de tres años después, siento la nota, evito las nauseas y mareos provenientes de un tumor que para mi desgracia no se deja extirpar, me relajo y bajo mi tensión, y me quito cualquier inhibición para escribir, diseñar graficas, hacer ropa, para crear. Porque, al menos por mí, eso es lo que las sustancias hacen, me ayudan a crear, a dejar volar mi mente que bien usted sabrá que está llena de limitaciones de la vida cotidiana.

Leí un libro alguna vez, “mas adicto será usted”. En él se explicaba un poco los inicios de todo lo que llamamos droga, de cómo al principio eran sustancias utilizadas por las poblaciones populares y de bajos recursos y como inclusive en ese entonces se quiso culpar a la raza negra de ello. También hablaba de cómo los indígenas, los chamanes, consumían estas sustancias como parte de un ritual religioso que los ayudaba a llegar a un punto más alto del nivel terrenal.

Todo esto es cierto. Sabía usted que la coca cola se llama de esa manera porque uno de sus ingredientes es la cocaína? Claro, siempre nos dirán que desde que se declaro ilegal retiraron el componente de sus productos, pero porque será que sentimos esa sensación de bienestar cada vez que bebemos una? Como puede usted observar, las sustancias son un elemento más de nuestra vida. No voy a decir que consuman lo que sea siempre que sea con moderación, porque la verdad es que tampoco es tan así la cosa. Ciertamente hay sustancias que te destruyen desde el mismo primer momento en que la consumes, pero hay algunas otras en cuyos casos son consumibles con prudencia y control.

Así que, si se da cuenta, todos somos adictos. Drogadictos, si a eso vamos, porque la realidad es que droga es toda aquella sustancia que ocasiona cambios químicos y/o psicológicos al ser consumidas, y que al tener un uso sostenido producen adicción. Sabía usted que está científicamente comprobado que la marihuana no es adictiva? Sabía que tiene usos medicinales altamente conocidos?

A que es adicto usted? Mi madre no puede pasar una mañana de su vida sin tomar café. Le duele el cuerpo, la cabeza, se pone de mal humor si no se toma su café de la mañana. No es eso adicción? Yo creo que sí.

Si sus adicciones son mayores o menores que las mías, ese si es otro punto. El hecho es que cada quien convive con sus hábitos, que es como yo lo llamaría, más que adicciones. Usted se cae a birras todos los viernes, yo me fumo un joint todos los días. Y aun así funcionamos. Usted en su oficina y yo en la mía. Drogadictos funcionales, podrían llamarnos, y a usted le gustaría que le dijeran así? Seguro que no. A mí, tampoco.

Drogadicta yo? Para nada! Aunque preferentemente consumidora de sustancias, ilegales, pero igual de peligrosas/beneficiosas que las que toma usted. Si estamos en un país libre y democrático, porque no democratizar el consumo también? Estoy casi segura de que el consumo desenfrenado disminuiría si se legalizara el consumo, o es que ustedes no ven que a la gente mientras más le prohíbes mas quiere hacerlo? Es así de sencillo, creo que muchas de las personas que consumimos sustancias para entretenernos, o para pensar, o para relajarnos, o para lo que sea, tenemos entendimiento y personalidad suficiente para resistir las tentaciones de la vida, que es como las demás lo llaman. No es tentación señores, es tan normal como una birra, tan sabroso como el café, y tan satisfactorio como una coca cola, solo que nosotros no nos engañamos a nosotros mismos con el asunto de la legalidad o no.

Drogadicta yo? Definitivamente no, o si, y a mucha honra, dependiendo de quién me lo pregunte. Para mí la naturaleza no puede hacerte daño, y mi sustancia proviene de ahí, de la naturaleza.

Señores, abramos los ojos, sustancia es sustancia, y legal o no, su utilización radica, y siempre radicara en una sola cosa: te sientes en la capacidad para hacerlo? Lo haces porque quieres hacerlo y no porque los demás te obligan? Te sientes bien física y psicológicamente después de hacerlo? Deseas hacerlo de nuevo? Cuando te respondas estas preguntas, y quedes satisfecho con la respuesta, dale, experimenta, tripea, pero no te vuelvas loco, para que no seas simplemente, un drogadicto más.

Drogadicta yo? Por supuesto! De vida, de amor, de creatividad y de que me importa un bledo eso que puedan decir de mi. Drogadicto usted!



Drogadicta yo (y II)


Todos aquellos que decidimos un día –unos más tarde que otros- desafiar el sistema, y ser quienes somos, sin miedo y sin impedimentos, sin disfraces y sin caretas, nos hemos enfrentado, día con día al escrutinio, y podría decir hasta repudio de muchas personas, que imagino que no entienden que hacemos los “fritos” como nosotros andando por ahí. Somos un mal ejemplo para los niños, trabajadores flojos, olemos mal, no nos desenredamos el pelo y quien sabe qué locura más.

En la calle una vez me pasó que una señora muy mayor –nótese como mantengo el respeto de no decirle vieja, ni mucho menos bruja-  me miro detenidamente, con toda la cara de asco del mundo y me dijo:

-       Drogadicta!

No sé si eso les ha pasado a muchos de ustedes, que quienes no se lo dicen, ciertamente lo piensan.

Quienes pensaran esta gente que somos nosotros? Imagino que piensan que estamos en cada esquina fumando hierba, pendientes de robarnos lo que sea para mantener el vicio –vicio! Que palabra tan fea!-, que no podemos pasar una hora sin consumir porque sudamos fríos y entramos en shock.

Hoy en día los fritos fumones del país se desenvuelven en las más diversas actividades. Somos productores, editores, diseñadores gráficos, fotógrafos, cantantes, escritores, camarógrafos, guionistas, periodistas. También somos madres, padres, esposos, esposas, hijos, hermanos, amigos y conocidos. Somos todo y hasta más de lo que es usted allá echado en el sofá rascándose la panza viendo beisbol.

Salimos a trabajar cada mañana, criamos a nuestros hijos, somos responsables. Sin embargo, por los siglos de los siglos esta ese estigma, como una letra escarlata invisible a la vista pero no a los sentimientos de aquellos que pretenden hacerte sentir como una mala persona porque elijes un estilo de vida distinto al suyo.

Es interesante que en un principio muchas de las drogas que conocemos hoy en día eran legales. La cocaína, la heroína, e inclusive el hachís eran legales y consumidas por todo el mundo. Una vez visto que mucha gente se salía de control por el uso indiscriminado de muchas sustancias se hicieron ilegales. Sin embargo no creo que esto nos diga mucho, después de todo es bien sabido que hay un sinfín de medicamentos de prescripción médica –e incluso, algunos que no necesitan prescripción- que se utilizan como drogas hoy en día y desde hace mucho tiempo que están en los anaqueles de las farmacias.

No se preguntan porque estas medicinas no se han vuelto ilegales, tomando en cuenta de que definitivamente son drogas que crean adicción? Les responderé su pregunta: ganancias. En aquellos tiempos, cuando la coca y el hache, se sacaron del mercado porque su beneficio no era tan grande como el bienestar –hecho: estoy lanzando teorías al azar en este momento, no se tomen mis palabras textualmente, aunque sí recuerdo leer mucho a este respecto-. Hoy en día drogas como el preveral, el tafil, doricum, rivotril, entre muchas otras, se venden en las farmacias, y lo único que necesitas es un papelito que diga que tienes permiso para drogarte. En aproximadamente 5 años el preveral ha subido entre un 200% y un 300%, porque si se nos van a drogar que paguen caro! En las farmacias no exigen el récipe, saben que se usa para drogarse y lo siguen vendiendo, me siguen?

El asunto de la drogadicción no se trata de que sea malo o no para nuestros jóvenes. No se trata de que son sustancias dañinas que lastiman y crean caos. El asunto de la drogadicción se basa en cuanto puedes pagar para drogarte. Si tienes el dinero, puedes hacerlo.

Le tendría respeto a los que hablan en contra de las drogas si su preocupación fuera sincera. Si al menos fueran personas que no beben, no fuman, no toman café… la droga es y siempre ha sido un negocio, donde quien tenga dinero gana. El cigarrillo saco del mercado a la marihuana para fumar, y el algodón saco del mercado a la marihuana para vestir. Simplemente es un asunto de poder. Quien tiene el dinero, tiene el mercado.

Soy consumidora y defendedora de la marihuana. Como creativa me inspira a crear, a enfocar mi mente en lo que estoy creando para lograr cosas maravillosas. Como mujer, incrementa el placer del sexo… grandemente. Como persona con una condición crónica, me permite deshacerme de las nauseas, y posteriormente, me permite comer sin temor a devolver la comida. Me ayuda a dormir, es buena para los dolores musculares, alivia los dolores provenientes del cáncer, es utilizada para tratar la enfermedad visual glaucoma…


Invito a todos aquellos que nos consideran simplemente drogadictos, a que se instruyan y lean un poco. A que comparen su adicción con la mía, a ver cual es más dañina. También les invito a probar la ganja, es buena para ustedes, se los aseguro.

Cambiar, ayudar, sacrificar


El cambio, la ayuda y el sacrificio son condiciones normales en los humanos. Vivimos en eso. Cambiando para mejor o peor, ayudando a la gente, sacrificándonos para conseguir cosas.

Últimamente me he empezado a preguntar si en verdad esos sentimientos, acciones, o lo que sean, son reales, o si son solo palabras con un significado muy distinto al que todos le damos.

Cambiar es algo que hacemos durante toda nuestra vida. Nos cambiamos la ropa, el look, de trabajo, de estudios, de pareja, de casa, de actitud, de vida… hay dos tipos de cambios, el honesto y el impuesto. El cambio honesto es cuando nosotros mismos miramos nuestra vida y comprendemos que debemos modificarla para sentirnos mejor con nosotros mismos. Es cuando vemos, por ejemplo en mi caso, que la derecha es una mierda, y que aunque yo no lo supiera del todo, siempre fue izquierdista y revolucionaria. O que no está mal ser una frita, y que no tengo porque disfrazarme de lo que no soy para poder optar por un futuro dentro de babilonia. En mi estilo, en mis ideas, en mis acciones, hubo cambios, desde que abrí los ojos y decidí estar cómoda en mi propia piel. En casos como estos el cambio es lo mejor del mundo, porque te libera, te hace conocerte mejor y que el mundo sepa realmente quien eres. Estos cambios son maravillosos, aunque vengan con sus consecuencias desagradables como lo es el hecho de que te cueste conseguir un buen empleo, o de que tu familia “se conforme” con lo que eres pero tengan siempre dentro de su mente la idea de “que fue lo que hice mal?”. Aun así, el cambio honesto, al menos en mi caso, ha sido una experiencia enriquecedora, mágica y maravillosa.

El cambio impuesto es aquel asumes porque te toca. Como el tener que vestirte de ejecutiva cuando lo que quieres es estar en zapato de goma por ahí. O como cuando entras en una carrera que no te gusta para que tu mama te deje en paz porque “no estás haciendo nada productivo con tu vida”.

Pero a su vez, yo divido este cambio impuesto en el impuesto que no te queda más remedio que aceptar y el falso impuesto, y es en este último en el que quiero que enfoquen su atención ahora.

Un cambio impuesto que no queda más remedio que aceptar es la muerte, por ejemplo. Nada que hacer allí. Pienso, y es mi personal opinión, que solo cambios de ese tipo son realmente impuestos. Porque si se ponen a ver, aquellos cambios que aceptamos de mala gana, pero que al final del día terminamos aceptando, son impuestos realmente? Porque siempre está la opción de alejarnos, de buscar nuevas alternativas para no ceder, pero lo terminamos haciendo, porque? Pienso que en el fondo no es que queramos esos cambios, pero ciertamente no nos interesan tanto como para cambiar de dirección, y es mas cómodo aceptarlos que cambiar de ruta.

Trabajas en una oficina, y allí te dicen que de ahora en adelante tienes que recoger tu basura porque ya no hay personal de limpieza. Recoges tu basura, sin ningún agrado, pero es mejor eso que tomarte la molestia de buscar otro trabajo. O en las relaciones, peleas con tu pareja todos los días porque gastas mucho dinero, a lo mejor tu ni piensas que es tan grave la cosa pero prefieres dejarlo así y no gastar tanto para no tener problemas que terminen conllevando a que tengas que encontrar otra pareja…

Etc., etc., etc..

La cosa es que nadie cambia si realmente no quiere hacerlo. Puedes exigir toda la vida, puedes tratar de que los demás entiendan tu punto de vista, puedes ponerte de cabeza de ser necesario! Pero la otra persona no se va a adaptar a los cambios a menos que, no que quiera realmente hacerlo, sino que le dé igual cambiar lo que hace. Aquella persona que cambia lo hace porque se le hace más fácil cambiar que seguir siendo quien es, no es jamás al contrario, seamos honestos.

Es así como con la ayuda. Que levante la mano aquella persona que ayuda desinteresadamente a los demás. Muchas manitos arriba no? Pues perdónenme, pero yo creo que no…

Nos llenamos las bocas hablando de lo buenos y desinteresados que somos ayudando a los demás sin exigir nada a cambio, pero es realmente cierto esta afirmación? Antes de que respondan sin lugar a dudas que si y vuelvan a subir esa mano, dense cuenta de esto, ayudar es igual que los cambios, nadie lo hace si realmente no quiere hacerlo, así que, porque ayudamos?

Aquella ayuda desinteresada no es nunca tal cosa. Al pana al que ayudamos a resolver un peo en un momento determinado, esperamos que tenga la “decencia” de ayudarnos de vuelta cuando necesitemos de él, después de todo, “nos debe un favor”, o no? Y si cuando vas a pedirle ayuda a quien, desinteresadamente se la diste un día, y esta persona no te corresponde y no te presta su colaboración, que pasa? Vuelves a ayudarle si pensar una vez más? Cuantas manos tenemos levantadas ahora? No tantas verdad? De hecho te dices a ti mismo, “como se atreve a no ayudarme? Que no cuente mas conmigo!” entonces, donde esta lo “desinteresado” de tu ayuda?

Al jefe lo ayudamos no solo porque es nuestro trabajo (lo cual quita toda característica de “ayuda” en la cosa), sino porque con eso anotamos unos punticos. A nuestros mejores amigos, porque eso es lo que los amigos hacen (y cuidadito cuando estés tu del otro lado si tus panas no corren a ayudarte!). A nuestros compañeros de clase porque imagínate, si tú eres bueno en ingles, ellos serán buenos en otra materia. A los desconocidos, que casi nunca los ayudamos, por cierto, lo hacemos precisamente para que se vea “lo buenos que somos”. Ah, y nunca se n os olvida decirle a todos lo buenos que somos y como ayudamos a fulanito y a sutanito una y otra vez.

La verdad es que si nuestros actos fueran realmente altruistas en primer lugar no los comentaríamos, porque eso es verdadero desinterés. O ayudaríamos a todo aquel, y no algunas selectas personas. Porque elegimos a quien ayudar, según cuan necesitado esta, y que podemos obtener nosotros de ello. Porque no vamos por la calle dándole una puya a cuanto vagabundo vemos por ahí? Porque no llevamos a los niños de la calle a la panadería y les compramos un cachito y un jugo? Porque la manía de ayudar a quien se puede ayudar por si mismo mientras miramos a un lado cuando vemos a las personas que realmente necesitan de nosotros? Porque la ayuda en este mundo es una transacción como cualquier otra, porque la ayuda en este mundo ya no es tal cosa, sino un negocio más en nuestra ocupada vida.

Así que la verdad es que hay que abrir bien los ojos, aquellas personas llenas de bondad son tan normales como tú y como yo, y encuentran algo en esa ayuda que te prestan, todo tiene un motivo, una razón, una circunstancia, que nos lleva a hacer las cosas que hacemos. Quien sabe que sea, pero definitivamente es algo lo que hace “selectiva” nuestra colaboración. Aun así, lo asumimos como un sacrificio, vemos la ayuda muchas veces como un sacrificio.

Y lo que pasa es que al igual que los cambios y la ayuda, el sacrificio no es realmente lo que creemos. Al igual que los anteriores, el sacrificio se hace solo si se quiere realmente hacerlo. Si dejas tu escuela para hacer el sacrificio de ponerte a trabajar, deja de soñar, en realidad prefieres el dinero que los libros, no hay sacrificio ahí.

El sacrificio es aquello que de verdad no queremos hacer, bajo ningún concepto, pero lo hacemos, o para ayudar, o para cambiar… irónico no? O irónica yo? Con el tiempo, muchos de ustedes me darán la razón. O inclusive justo ahora mientras leen.

Sacrifico mi carrera para casarme y tener hijos. Porque entonces hay mujeres que se casan, tienen hijos y carrera? Simplemente decidiste que era menos trabajo quedarte en la casa que hacer ambas cosas. Me sacrifico dejando a mi novia porque a mis panas no les gusta. Obviamente no quieres tanto a la jeva y prefieres a tus panas. Me sacrifico trabajando como un burro cuando me gustaría estar rumbeando. Como rumbeas sin dinero, tienes que trabajar, no hay un real sacrificio allí.

Me sacrifique disfrazándome de secretaria por 7 años en diferentes trabajos? No, me gustaba el dinero, mi mente no era tan objetiva como ahora y me daba ladilla estar tanto en la casa. Simplemente, eso. No hay sacrificio allí. Se sacrifico Jesús muriendo en la cruz por nosotros? No, no tuvo más alternativa porque lo agarraron y lo colgaron ahí, de bolas que si hubiera podido irse corriendo lo hubiera hecho (o no recuerdan que si no es porque Judas lo delata no lo hubieran crucificado?).

Entonces, que es el sacrificio? De verdad existe? Yo diría que si, tal como los cambios impuestos, hay sacrificios impuestos, como la madre soltera con 4 muchachos que trabaja día y noche y aun así no come porque la comida no le alcanza sino para sus chamos. Esos son sacrificios de verdad.

Pero no se angustien. Quizás a muchas personas, después de leer esto, piensen que el mundo es una mierda. Es cierto, el mundo es una mierda, pero no hay que angustiarse por eso. Con los años, con los meses, con los días, aprendo, y día a día voy conociendo a la gente, a la que frecuento y a la que no, quiero decir que voy conociendo al ser humano en general, y se me hace una materia de estudio interesantísima.

Resulta que el ser humano es egoísta por naturaleza. Lamentablemente la primera persona en el mundo fue egoísta. Y fue enseñándole así a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, y así sucesivamente, y ahora vivimos en el mundo en que vivimos y así es la cosa, primero uno, segundo uno, tercero uno, cuarto uno, quinto uno, y si queda chance, los demás. Creen que esto debería ser así? Yo no, porque por eso es que no hay tales cambios, ni tal ayuda, ni tal sacrificio, porque nuestro egocentrismo es tal que todo aquello externo a nosotros puede significarnos una amenaza en cierto momento dado.

Cuál es la solución entonces? Seguir con nuestro egoísmo exacerbado consumiendo la humanidad y nuestras propias almas? O volvernos personas realmente altruistas que hagan bien sin mirar a quien?

Creo que el secreto está en el balance. Para todo. Los cambios, bienvenidos sean! Veamos que sean buenos para nosotros, pero tratemos, aunque sea por un segundo, de pensar en que ese cambio le haga bien a alguien más. Aunque sea a una persona, unita no más. Que el cambio sea beneficioso para alguien aparte de mí. Que la ayuda que demos sea para quien nos ayude y para quien no. Que quien no sea con nosotros como nosotros con ello se dé cuenta de lo mal que hace, para que aplique la nueva normativa de ayuda con los demás. Que el sacrificio no haga falta, porque nuestras vidas son tan completas que no necesitamos hacer algo que definitivamente no queremos hacer para estar bien en una situación…

Y si nada de esto funciona, hay que pensar, que a la final, nadie puede cambiar todo el mundo. Y lamento que esta frase se la corte a mucha gente, pero es la pura verdad. Yo no puedo cambiar el mundo, ni tú, ni tú. Solo podemos cambiar desde adentro, nosotros mismos, y esperar que las demás personas deseen hacer lo mismo, porque cambiando, mejorando, uno a uno, desde adentro primero, es que podremos arreglar toda la mierda que pasa afuera.