La vida se basa en tratados. Durante todo
el tiempo que pasamos morosamente ocupando el planeta tierra, viviendo pues,
llevamos a cabo miles de
actividades, la mayoría de común acuerdo
con otras personas. Es decir, hacemos tratos. Tratos de negocios, para comprar,
para vender, para comer, para trabajar, para viajar… bien pareciera que la vida
se trata de una transacción eterna entre las personas y su entorno, porque
pasamos todo nuestro tiempo negociando los términos en los cuales viviremos
nuestra vida, haciendo tratos para no salir heridos, o para salir ganando, o
para ayudar, o para que nos ayuden a nosotros.
La vida es entonces, una transacción
constante entre nosotros y todo lo que nos rodea, y tal cual como un tratado
manejamos nuestras vida, por lo que es algo de lo más común que, como en todo
trato mercantilista, se nos olvide leer
las letras pequeñas, que es donde de verdad podemos obtener los detalles reales
de las transacciones que llevamos a cabo, pero en la emoción del momento se nos
pasa, y olvídate de que te van pedir que leas las letras pequeñas! Y entonces pasa algo más o menos así:
- Epa ya va! Esto yo no lo sabía!
- Mmm, si, pero eso estaba en el trato, o es que no te acuerdas?
- la verdad es que no… no recuerdo haber
leído eso en nuestro acuerdo…
- bueno pero ya ves, así son las cosas, y
si no las querías así, tenias que decirlo antes de firmar
- pero es que antes de firmar yo no vi el
riesgo de que eso podía pasar, digo, no lo leí en ninguna parte…
- claro, es que no leíste las letras
pequeñas… Pero bueno, no podemos hacernos responsables por eso. Contrato es
contrato, hayas leído o no las letras pequeñas…
Les parece conocida la situación? Claro,
porque uno se siente como un imbécil… sabes? Porque tienes la buena fe de dejar
todas tus inseguridades y tus temores y tus estadísticas a un lado y confiar en
esa oportunidad, pensando que solo te va a traer beneficios y felicidad, y resulta que la cosa no sale
como tú la planeaste. Y de paso, cuando vas a reclamar, te salen con una patada
y casi que te dicen que todo el peo es culpa tuya… que arrecho…
Pero así son las cosas y así como hay
quienes crean tratados beneficiosos para todos, hay también quienes crean
tratados beneficiosos para una sola parte. Por eso es que en muchas ocasiones
no tenemos confianza, y nos cuesta entregarnos o hacer algunas cosas, porque no
tenemos la certeza de que nos vaya a deparar eso, porque la verdad es que la
vida y las decisiones son una lotería en la cual no sabemos lo que nos va a tocar,
de hecho, nos metemos en eso pensando que saldrá algo maravilloso y terminamos
con las tablas en la cabeza. Creo que eso es lo que más pega, el sentimiento de
que por hacer una gracia te salió una morisqueta. Piensas que el trato que
creaste será beneficioso para todos, y cuando llega el momento y ves que tu no
solo no obtienes beneficio alguno, sino que de hecho te ocasionan molestias,
sientes que fuiste un imbécil al pensar que los tratos pueden de hecho ser
beneficiosos para todas las partes.
Vivimos en socialismo, donde se supone que
nuestros deseos y necesidades individuales no deben anteponerse a las del
colectivo, pero también se supone que sea una relación simbiótica entre todas
las partes, donde todos damos y recibimos, sino en igual medida, sí en igual
bienestar. Al menos se supone que así debería ser no?
Por eso es que últimamente he estado
pensando en si será buena idea después de todo hacer esos tratos. Digo, a lo
mejor si las cosas son de una manera es porque así deben ser no? Sé que eso no
se parece a mí, dejar las cosas como están solo porque así son, sin ninguna
otra razón. Sé que soy de las que crea tratados para llevar una vida más feliz,
donde todas las personas la pasemos bien… pero es que en mi caminar observo, y
veo como esos tratados que comienzan bien, como una hermosa democracia, se van
convirtiendo poco a poco en una amarga dictadura donde tú haces lo que yo te
digo porque si no me dijiste antes como te atreves a decirme ahora… como si uno
planeara cuándo no le van a gustar las cosas, con el firme propósito de joderle
la vida a los demás…
Quizás el error está en que las letras sean
pequeñas. Quizás si desde el primer momento tenemos la honestidad de hacer
nuestros tratados de vida dejando bien en claro todos los términos de la
transacción. Quizás si se conversan todos los pros y los contras, si hasta nos
tomamos un tiempo para pensar, que se yo, quizá así evitemos hacer tratos en
los cuales al final solo salimos con un disgusto y el deseo de no negociar
jamás con ciertas personas…
Así que tratados, bien, pero dependiendo.
De la gente, del asunto, del balance, de todo. El que no arriesga no gana, pero
tampoco vamos a arriesgar siempre cuando el enanito dentro de nuestra alma nos
lanza un chasquido de “cuidado”. Por lo que imagino, aquí, filosofando sola,
como cosa rara, que la base de un buen tratado esta y siempre estará en la
ética de las partes. No pongas a hacer un tratado a un gato y un ratón, porque
alguien saldrá lastimado… más o menos así deberíamos llevar las cosas… créanme,
lo digo por experiencia.
Pero en fin, la vida es un tratado, y de
trato en trato vamos, pero deberíamos tomar en cuenta que en los tratos se
deben beneficiar todos. Vivimos en socialismo, o al menos eso decimos… y eso es
exactamente lo que el socialismo es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario