El cambio,
la ayuda y el sacrificio son condiciones normales en los humanos. Vivimos en
eso. Cambiando para mejor o peor, ayudando a la gente, sacrificándonos para
conseguir cosas.
Últimamente
me he empezado a preguntar si en verdad esos sentimientos, acciones, o lo que
sean, son reales, o si son solo palabras con un significado muy distinto al que
todos le damos.
Cambiar es
algo que hacemos durante toda nuestra vida. Nos cambiamos la ropa, el look, de
trabajo, de estudios, de pareja, de casa, de actitud, de vida… hay dos tipos de
cambios, el honesto y el impuesto. El cambio honesto es cuando nosotros mismos
miramos nuestra vida y comprendemos que debemos modificarla para sentirnos
mejor con nosotros mismos. Es cuando vemos, por ejemplo en mi caso, que la
derecha es una mierda, y que aunque yo no lo supiera del todo, siempre fue
izquierdista y revolucionaria. O que no está mal ser una frita, y que no tengo
porque disfrazarme de lo que no soy para poder optar por un futuro dentro de
babilonia. En mi estilo, en mis ideas, en mis acciones, hubo cambios, desde que
abrí los ojos y decidí estar cómoda en mi propia piel. En casos como estos el
cambio es lo mejor del mundo, porque te libera, te hace conocerte mejor y que
el mundo sepa realmente quien eres. Estos cambios son maravillosos, aunque
vengan con sus consecuencias desagradables como lo es el hecho de que te cueste
conseguir un buen empleo, o de que tu familia “se conforme” con lo que eres
pero tengan siempre dentro de su mente la idea de “que fue lo que hice mal?”.
Aun así, el cambio honesto, al menos en mi caso, ha sido una experiencia
enriquecedora, mágica y maravillosa.
El cambio
impuesto es aquel asumes porque te toca. Como el tener que vestirte de
ejecutiva cuando lo que quieres es estar en zapato de goma por ahí. O como
cuando entras en una carrera que no te gusta para que tu mama te deje en paz
porque “no estás haciendo nada productivo con tu vida”.
Pero a su
vez, yo divido este cambio impuesto en el impuesto que no te queda más remedio
que aceptar y el falso impuesto, y es en este último en el que quiero que
enfoquen su atención ahora.
Un cambio
impuesto que no queda más remedio que aceptar es la muerte, por ejemplo. Nada
que hacer allí. Pienso, y es mi personal opinión, que solo cambios de ese tipo
son realmente impuestos. Porque si se ponen a ver, aquellos cambios que
aceptamos de mala gana, pero que al final del día terminamos aceptando, son
impuestos realmente? Porque siempre está la opción de alejarnos, de buscar
nuevas alternativas para no ceder, pero lo terminamos haciendo, porque? Pienso
que en el fondo no es que queramos esos cambios, pero ciertamente no nos
interesan tanto como para cambiar de dirección, y es mas cómodo aceptarlos que
cambiar de ruta.
Trabajas en
una oficina, y allí te dicen que de ahora en adelante tienes que recoger tu
basura porque ya no hay personal de limpieza. Recoges tu basura, sin ningún
agrado, pero es mejor eso que tomarte la molestia de buscar otro trabajo. O en
las relaciones, peleas con tu pareja todos los días porque gastas mucho dinero,
a lo mejor tu ni piensas que es tan grave la cosa pero prefieres dejarlo así y
no gastar tanto para no tener problemas que terminen conllevando a que tengas
que encontrar otra pareja…
Etc., etc.,
etc..
La cosa es
que nadie cambia si realmente no quiere hacerlo. Puedes exigir toda la vida,
puedes tratar de que los demás entiendan tu punto de vista, puedes ponerte de
cabeza de ser necesario! Pero la otra persona no se va a adaptar a los cambios
a menos que, no que quiera realmente hacerlo, sino que le dé igual cambiar lo
que hace. Aquella persona que cambia lo hace porque se le hace más fácil
cambiar que seguir siendo quien es, no es jamás al contrario, seamos honestos.
Es así como
con la ayuda. Que levante la mano aquella persona que ayuda desinteresadamente
a los demás. Muchas manitos arriba no? Pues perdónenme, pero yo creo que no…
Nos
llenamos las bocas hablando de lo buenos y desinteresados que somos ayudando a
los demás sin exigir nada a cambio, pero es realmente cierto esta afirmación?
Antes de que respondan sin lugar a dudas que si y vuelvan a subir esa mano,
dense cuenta de esto, ayudar es igual que los cambios, nadie lo hace si
realmente no quiere hacerlo, así que, porque ayudamos?
Aquella
ayuda desinteresada no es nunca tal cosa. Al pana al que ayudamos a resolver un
peo en un momento determinado, esperamos que tenga la “decencia” de ayudarnos
de vuelta cuando necesitemos de él, después de todo, “nos debe un favor”, o no?
Y si cuando vas a pedirle ayuda a quien, desinteresadamente se la diste un día,
y esta persona no te corresponde y no te presta su colaboración, que pasa?
Vuelves a ayudarle si pensar una vez más? Cuantas manos tenemos levantadas
ahora? No tantas verdad? De hecho te dices a ti mismo, “como se atreve a no
ayudarme? Que no cuente mas conmigo!” entonces, donde esta lo “desinteresado”
de tu ayuda?
Al jefe lo
ayudamos no solo porque es nuestro trabajo (lo cual quita toda característica
de “ayuda” en la cosa), sino porque con eso anotamos unos punticos. A nuestros
mejores amigos, porque eso es lo que los amigos hacen (y cuidadito cuando estés
tu del otro lado si tus panas no corren a ayudarte!). A nuestros compañeros de
clase porque imagínate, si tú eres bueno en ingles, ellos serán buenos en otra
materia. A los desconocidos, que casi nunca los ayudamos, por cierto, lo
hacemos precisamente para que se vea “lo buenos que somos”. Ah, y nunca se n os
olvida decirle a todos lo buenos que somos y como ayudamos a fulanito y a
sutanito una y otra vez.
La verdad
es que si nuestros actos fueran realmente altruistas en primer lugar no los
comentaríamos, porque eso es verdadero desinterés. O ayudaríamos a todo aquel,
y no algunas selectas personas. Porque elegimos a quien ayudar, según cuan
necesitado esta, y que podemos obtener nosotros de ello. Porque no vamos por la
calle dándole una puya a cuanto vagabundo vemos por ahí? Porque no llevamos a
los niños de la calle a la panadería y les compramos un cachito y un jugo?
Porque la manía de ayudar a quien se puede ayudar por si mismo mientras miramos
a un lado cuando vemos a las personas que realmente necesitan de nosotros?
Porque la ayuda en este mundo es una transacción como cualquier otra, porque la
ayuda en este mundo ya no es tal cosa, sino un negocio más en nuestra ocupada
vida.
Así que la
verdad es que hay que abrir bien los ojos, aquellas personas llenas de bondad
son tan normales como tú y como yo, y encuentran algo en esa ayuda que te
prestan, todo tiene un motivo, una razón, una circunstancia, que nos lleva a
hacer las cosas que hacemos. Quien sabe que sea, pero definitivamente es algo
lo que hace “selectiva” nuestra colaboración. Aun así, lo asumimos como un
sacrificio, vemos la ayuda muchas veces como un sacrificio.
Y lo que
pasa es que al igual que los cambios y la ayuda, el sacrificio no es realmente
lo que creemos. Al igual que los anteriores, el sacrificio se hace solo si se
quiere realmente hacerlo. Si dejas tu escuela para hacer el sacrificio de
ponerte a trabajar, deja de soñar, en realidad prefieres el dinero que los
libros, no hay sacrificio ahí.
El
sacrificio es aquello que de verdad no queremos hacer, bajo ningún concepto,
pero lo hacemos, o para ayudar, o para cambiar… irónico no? O irónica yo? Con
el tiempo, muchos de ustedes me darán la razón. O inclusive justo ahora
mientras leen.
Sacrifico
mi carrera para casarme y tener hijos. Porque entonces hay mujeres que se
casan, tienen hijos y carrera? Simplemente decidiste que era menos trabajo
quedarte en la casa que hacer ambas cosas. Me sacrifico dejando a mi novia
porque a mis panas no les gusta. Obviamente no quieres tanto a la jeva y
prefieres a tus panas. Me sacrifico trabajando como un burro cuando me gustaría
estar rumbeando. Como rumbeas sin dinero, tienes que trabajar, no hay un real
sacrificio allí.
Me
sacrifique disfrazándome de secretaria por 7 años en diferentes trabajos? No,
me gustaba el dinero, mi mente no era tan objetiva como ahora y me daba ladilla
estar tanto en la casa. Simplemente, eso. No hay sacrificio allí. Se sacrifico Jesús
muriendo en la cruz por nosotros? No, no tuvo más alternativa porque lo
agarraron y lo colgaron ahí, de bolas que si hubiera podido irse corriendo lo
hubiera hecho (o no recuerdan que si no es porque Judas lo delata no lo
hubieran crucificado?).
Entonces,
que es el sacrificio? De verdad existe? Yo diría que si, tal como los cambios
impuestos, hay sacrificios impuestos, como la madre soltera con 4 muchachos que
trabaja día y noche y aun así no come porque la comida no le alcanza sino para
sus chamos. Esos son sacrificios de verdad.
Pero no se
angustien. Quizás a muchas personas, después de leer esto, piensen que el mundo
es una mierda. Es cierto, el mundo es una mierda, pero no hay que angustiarse
por eso. Con los años, con los meses, con los días, aprendo, y día a día voy
conociendo a la gente, a la que frecuento y a la que no, quiero decir que voy
conociendo al ser humano en general, y se me hace una materia de estudio
interesantísima.
Resulta que
el ser humano es egoísta por naturaleza. Lamentablemente la primera persona en
el mundo fue egoísta. Y fue enseñándole así a sus hijos, y a los hijos de sus
hijos, y así sucesivamente, y ahora vivimos en el mundo en que vivimos y así es
la cosa, primero uno, segundo uno, tercero uno, cuarto uno, quinto uno, y si
queda chance, los demás. Creen que esto debería ser así? Yo no, porque por eso
es que no hay tales cambios, ni tal ayuda, ni tal sacrificio, porque nuestro
egocentrismo es tal que todo aquello externo a nosotros puede significarnos una
amenaza en cierto momento dado.
Cuál es la
solución entonces? Seguir con nuestro egoísmo exacerbado consumiendo la humanidad
y nuestras propias almas? O volvernos personas realmente altruistas que hagan
bien sin mirar a quien?
Creo que el
secreto está en el balance. Para todo. Los cambios, bienvenidos sean! Veamos
que sean buenos para nosotros, pero tratemos, aunque sea por un segundo, de
pensar en que ese cambio le haga bien a alguien más. Aunque sea a una persona,
unita no más. Que el cambio sea beneficioso para alguien aparte de mí. Que la
ayuda que demos sea para quien nos ayude y para quien no. Que quien no sea con
nosotros como nosotros con ello se dé cuenta de lo mal que hace, para que
aplique la nueva normativa de ayuda con los demás. Que el sacrificio no haga
falta, porque nuestras vidas son tan completas que no necesitamos hacer algo
que definitivamente no queremos hacer para estar bien en una situación…
Y si nada
de esto funciona, hay que pensar, que a la final, nadie puede cambiar todo el
mundo. Y lamento que esta frase se la corte a mucha gente, pero es la pura
verdad. Yo no puedo cambiar el mundo, ni tú, ni tú. Solo podemos cambiar desde
adentro, nosotros mismos, y esperar que las demás personas deseen hacer lo
mismo, porque cambiando, mejorando, uno a uno, desde adentro primero, es que
podremos arreglar toda la mierda que pasa afuera.
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