miércoles, 1 de octubre de 2008

Cambiar, ayudar, sacrificar


El cambio, la ayuda y el sacrificio son condiciones normales en los humanos. Vivimos en eso. Cambiando para mejor o peor, ayudando a la gente, sacrificándonos para conseguir cosas.

Últimamente me he empezado a preguntar si en verdad esos sentimientos, acciones, o lo que sean, son reales, o si son solo palabras con un significado muy distinto al que todos le damos.

Cambiar es algo que hacemos durante toda nuestra vida. Nos cambiamos la ropa, el look, de trabajo, de estudios, de pareja, de casa, de actitud, de vida… hay dos tipos de cambios, el honesto y el impuesto. El cambio honesto es cuando nosotros mismos miramos nuestra vida y comprendemos que debemos modificarla para sentirnos mejor con nosotros mismos. Es cuando vemos, por ejemplo en mi caso, que la derecha es una mierda, y que aunque yo no lo supiera del todo, siempre fue izquierdista y revolucionaria. O que no está mal ser una frita, y que no tengo porque disfrazarme de lo que no soy para poder optar por un futuro dentro de babilonia. En mi estilo, en mis ideas, en mis acciones, hubo cambios, desde que abrí los ojos y decidí estar cómoda en mi propia piel. En casos como estos el cambio es lo mejor del mundo, porque te libera, te hace conocerte mejor y que el mundo sepa realmente quien eres. Estos cambios son maravillosos, aunque vengan con sus consecuencias desagradables como lo es el hecho de que te cueste conseguir un buen empleo, o de que tu familia “se conforme” con lo que eres pero tengan siempre dentro de su mente la idea de “que fue lo que hice mal?”. Aun así, el cambio honesto, al menos en mi caso, ha sido una experiencia enriquecedora, mágica y maravillosa.

El cambio impuesto es aquel asumes porque te toca. Como el tener que vestirte de ejecutiva cuando lo que quieres es estar en zapato de goma por ahí. O como cuando entras en una carrera que no te gusta para que tu mama te deje en paz porque “no estás haciendo nada productivo con tu vida”.

Pero a su vez, yo divido este cambio impuesto en el impuesto que no te queda más remedio que aceptar y el falso impuesto, y es en este último en el que quiero que enfoquen su atención ahora.

Un cambio impuesto que no queda más remedio que aceptar es la muerte, por ejemplo. Nada que hacer allí. Pienso, y es mi personal opinión, que solo cambios de ese tipo son realmente impuestos. Porque si se ponen a ver, aquellos cambios que aceptamos de mala gana, pero que al final del día terminamos aceptando, son impuestos realmente? Porque siempre está la opción de alejarnos, de buscar nuevas alternativas para no ceder, pero lo terminamos haciendo, porque? Pienso que en el fondo no es que queramos esos cambios, pero ciertamente no nos interesan tanto como para cambiar de dirección, y es mas cómodo aceptarlos que cambiar de ruta.

Trabajas en una oficina, y allí te dicen que de ahora en adelante tienes que recoger tu basura porque ya no hay personal de limpieza. Recoges tu basura, sin ningún agrado, pero es mejor eso que tomarte la molestia de buscar otro trabajo. O en las relaciones, peleas con tu pareja todos los días porque gastas mucho dinero, a lo mejor tu ni piensas que es tan grave la cosa pero prefieres dejarlo así y no gastar tanto para no tener problemas que terminen conllevando a que tengas que encontrar otra pareja…

Etc., etc., etc..

La cosa es que nadie cambia si realmente no quiere hacerlo. Puedes exigir toda la vida, puedes tratar de que los demás entiendan tu punto de vista, puedes ponerte de cabeza de ser necesario! Pero la otra persona no se va a adaptar a los cambios a menos que, no que quiera realmente hacerlo, sino que le dé igual cambiar lo que hace. Aquella persona que cambia lo hace porque se le hace más fácil cambiar que seguir siendo quien es, no es jamás al contrario, seamos honestos.

Es así como con la ayuda. Que levante la mano aquella persona que ayuda desinteresadamente a los demás. Muchas manitos arriba no? Pues perdónenme, pero yo creo que no…

Nos llenamos las bocas hablando de lo buenos y desinteresados que somos ayudando a los demás sin exigir nada a cambio, pero es realmente cierto esta afirmación? Antes de que respondan sin lugar a dudas que si y vuelvan a subir esa mano, dense cuenta de esto, ayudar es igual que los cambios, nadie lo hace si realmente no quiere hacerlo, así que, porque ayudamos?

Aquella ayuda desinteresada no es nunca tal cosa. Al pana al que ayudamos a resolver un peo en un momento determinado, esperamos que tenga la “decencia” de ayudarnos de vuelta cuando necesitemos de él, después de todo, “nos debe un favor”, o no? Y si cuando vas a pedirle ayuda a quien, desinteresadamente se la diste un día, y esta persona no te corresponde y no te presta su colaboración, que pasa? Vuelves a ayudarle si pensar una vez más? Cuantas manos tenemos levantadas ahora? No tantas verdad? De hecho te dices a ti mismo, “como se atreve a no ayudarme? Que no cuente mas conmigo!” entonces, donde esta lo “desinteresado” de tu ayuda?

Al jefe lo ayudamos no solo porque es nuestro trabajo (lo cual quita toda característica de “ayuda” en la cosa), sino porque con eso anotamos unos punticos. A nuestros mejores amigos, porque eso es lo que los amigos hacen (y cuidadito cuando estés tu del otro lado si tus panas no corren a ayudarte!). A nuestros compañeros de clase porque imagínate, si tú eres bueno en ingles, ellos serán buenos en otra materia. A los desconocidos, que casi nunca los ayudamos, por cierto, lo hacemos precisamente para que se vea “lo buenos que somos”. Ah, y nunca se n os olvida decirle a todos lo buenos que somos y como ayudamos a fulanito y a sutanito una y otra vez.

La verdad es que si nuestros actos fueran realmente altruistas en primer lugar no los comentaríamos, porque eso es verdadero desinterés. O ayudaríamos a todo aquel, y no algunas selectas personas. Porque elegimos a quien ayudar, según cuan necesitado esta, y que podemos obtener nosotros de ello. Porque no vamos por la calle dándole una puya a cuanto vagabundo vemos por ahí? Porque no llevamos a los niños de la calle a la panadería y les compramos un cachito y un jugo? Porque la manía de ayudar a quien se puede ayudar por si mismo mientras miramos a un lado cuando vemos a las personas que realmente necesitan de nosotros? Porque la ayuda en este mundo es una transacción como cualquier otra, porque la ayuda en este mundo ya no es tal cosa, sino un negocio más en nuestra ocupada vida.

Así que la verdad es que hay que abrir bien los ojos, aquellas personas llenas de bondad son tan normales como tú y como yo, y encuentran algo en esa ayuda que te prestan, todo tiene un motivo, una razón, una circunstancia, que nos lleva a hacer las cosas que hacemos. Quien sabe que sea, pero definitivamente es algo lo que hace “selectiva” nuestra colaboración. Aun así, lo asumimos como un sacrificio, vemos la ayuda muchas veces como un sacrificio.

Y lo que pasa es que al igual que los cambios y la ayuda, el sacrificio no es realmente lo que creemos. Al igual que los anteriores, el sacrificio se hace solo si se quiere realmente hacerlo. Si dejas tu escuela para hacer el sacrificio de ponerte a trabajar, deja de soñar, en realidad prefieres el dinero que los libros, no hay sacrificio ahí.

El sacrificio es aquello que de verdad no queremos hacer, bajo ningún concepto, pero lo hacemos, o para ayudar, o para cambiar… irónico no? O irónica yo? Con el tiempo, muchos de ustedes me darán la razón. O inclusive justo ahora mientras leen.

Sacrifico mi carrera para casarme y tener hijos. Porque entonces hay mujeres que se casan, tienen hijos y carrera? Simplemente decidiste que era menos trabajo quedarte en la casa que hacer ambas cosas. Me sacrifico dejando a mi novia porque a mis panas no les gusta. Obviamente no quieres tanto a la jeva y prefieres a tus panas. Me sacrifico trabajando como un burro cuando me gustaría estar rumbeando. Como rumbeas sin dinero, tienes que trabajar, no hay un real sacrificio allí.

Me sacrifique disfrazándome de secretaria por 7 años en diferentes trabajos? No, me gustaba el dinero, mi mente no era tan objetiva como ahora y me daba ladilla estar tanto en la casa. Simplemente, eso. No hay sacrificio allí. Se sacrifico Jesús muriendo en la cruz por nosotros? No, no tuvo más alternativa porque lo agarraron y lo colgaron ahí, de bolas que si hubiera podido irse corriendo lo hubiera hecho (o no recuerdan que si no es porque Judas lo delata no lo hubieran crucificado?).

Entonces, que es el sacrificio? De verdad existe? Yo diría que si, tal como los cambios impuestos, hay sacrificios impuestos, como la madre soltera con 4 muchachos que trabaja día y noche y aun así no come porque la comida no le alcanza sino para sus chamos. Esos son sacrificios de verdad.

Pero no se angustien. Quizás a muchas personas, después de leer esto, piensen que el mundo es una mierda. Es cierto, el mundo es una mierda, pero no hay que angustiarse por eso. Con los años, con los meses, con los días, aprendo, y día a día voy conociendo a la gente, a la que frecuento y a la que no, quiero decir que voy conociendo al ser humano en general, y se me hace una materia de estudio interesantísima.

Resulta que el ser humano es egoísta por naturaleza. Lamentablemente la primera persona en el mundo fue egoísta. Y fue enseñándole así a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, y así sucesivamente, y ahora vivimos en el mundo en que vivimos y así es la cosa, primero uno, segundo uno, tercero uno, cuarto uno, quinto uno, y si queda chance, los demás. Creen que esto debería ser así? Yo no, porque por eso es que no hay tales cambios, ni tal ayuda, ni tal sacrificio, porque nuestro egocentrismo es tal que todo aquello externo a nosotros puede significarnos una amenaza en cierto momento dado.

Cuál es la solución entonces? Seguir con nuestro egoísmo exacerbado consumiendo la humanidad y nuestras propias almas? O volvernos personas realmente altruistas que hagan bien sin mirar a quien?

Creo que el secreto está en el balance. Para todo. Los cambios, bienvenidos sean! Veamos que sean buenos para nosotros, pero tratemos, aunque sea por un segundo, de pensar en que ese cambio le haga bien a alguien más. Aunque sea a una persona, unita no más. Que el cambio sea beneficioso para alguien aparte de mí. Que la ayuda que demos sea para quien nos ayude y para quien no. Que quien no sea con nosotros como nosotros con ello se dé cuenta de lo mal que hace, para que aplique la nueva normativa de ayuda con los demás. Que el sacrificio no haga falta, porque nuestras vidas son tan completas que no necesitamos hacer algo que definitivamente no queremos hacer para estar bien en una situación…

Y si nada de esto funciona, hay que pensar, que a la final, nadie puede cambiar todo el mundo. Y lamento que esta frase se la corte a mucha gente, pero es la pura verdad. Yo no puedo cambiar el mundo, ni tú, ni tú. Solo podemos cambiar desde adentro, nosotros mismos, y esperar que las demás personas deseen hacer lo mismo, porque cambiando, mejorando, uno a uno, desde adentro primero, es que podremos arreglar toda la mierda que pasa afuera.



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